El Gran Templo de Israel se construyó gracias al Rey Shlomo alrededor de 960 -940 a.e.c. Ahí se festejaban fiestas como Sucot, Pesaj y Shavuot. Se reunía todo el pueblo judío e invitaban gente fuera de su religión. Era un lugar muy grande, con una santidad máxima, era venerado por todo aquello que formaba parte de la religión judía. 

Desafortunadamente, el pueblo de Israel sufrió la catastrófica destrucción del Primer Beit Hamikdash el 9 de Ab (Tisha V'Ab).  A partir de este acontecimiento,  fueron exiliados la mayoría de los judíos.

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Después de ser exiliados a Babilonia, el Rey Ciro les permitió regresar a la tierra prometida. Con esta oportunidad, algunos judíos regresaron y otros decidieron quedarse en Babilonia, pues ya tenían una vida estable ahí.

Los judíos que regresaron comenzaron su vida de nuevo, establecieron nuevas casas y trabajos. Pero la primer cosa que hicieron fue construir el segundo templo (siglo V a.e.c). Éste modelo fue algo apresurado ya que, aparte de no tener dinero, los judíos no querían esperar mucho para poder tener un lugar religioso para venerar a D-s. 

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Después de unos años, el Rey Herodes empezó a gobernar la tierra prometida

Herodes es reconocido por todas sus increíbles obras arquitectónicas como Masada y Casearea 1, y por supuesto la reconstrucción del segundo templo (30 a.e.c.), el cual lo hicieron mucho más magnífico y digno de D-s.